La idea de Los que no hacen nada nació en un debate en plena clase de teatro integrada por jóvenes. Se hablaba del futuro y de las posibilidades de salir fuera de España para buscarse la vida... curiosamente se daba la circunstànica que entre los alumnos que estaban cerca de la veintena, no había ninguno de los que se pueden considerar Nini, como si los jóvenes hubieran tomado conciencia de la situación del país.
Eso, nos hizo pensar que podría pasar en unos años con aquellos jóvenes que no generan riqueza. En un país donde las condiciones laborales cada vez son más precarias y las ayudas sociales están desapareciendo casi por completo... en caso de que la situación siguiera empeorando, habría un momento donde los Ninis pasarían a ser un verdadero problema tanto para el estado como para las familias. Teniendo en cuenta la clase política actual, no veíamos descabellado que se tomara la decisión drástica de apartarlos, encerrarlos y esconderlos. Una medida fácil y económica que camuflara el problema.
A los Ninis normalmente se les mira con recelo, como culpándoles de su situación... Cuando probablemente las culpas bien podrían ser unas muñecas rusas donde una culpa encadena a otra y ellos no dejan de ser la muñeca más pequeña y vulnerable de todas. El concepto de "la culpa" es uno de los debates que éste montaje pretende plantear. La necesidad desde todos las posiciones de cubrir las responsabilidades generando culpables, para de alguna forma no tener que ser consecuentes de nuestras decisiones.
Queríamos jugar con la creación de las diferentes personalidades que podrían encontrarse en esa especie de cárcel maquillada. Con la locura, con el pasotismo, con el activismo, con el miedo, con la culpa, con la rebeldía, etc y dejando claro que la línea que separa los "ninis" de los "normales" es más fina de lo que parece.
El desierto de los Monegros nos parecía el lugar ideal para desarrollar la historia, porque es de esos lugares que no se ve afectado por el paso del tiempo. Es una de esas ventanas al aislamiento y a la nada. Una zona donde casi nadie se detiene. El escondite perfecto, porque lo que no se vé, deja de ser un problema
Un proyecto que empezó con la finalidad de que fuera una muestra y Porta 4 quiso que se pudiera abrir al público. Una apuesta arriesgada, integrada por auténticos jóvenes y que nos ha permitido reflexionar sobre el concepto de la responsabilidad, sobre nuestras propias contradicciones y sobre las futuras consecuencias de todo lo que sucede en éste país actualmente.
Eso, nos hizo pensar que podría pasar en unos años con aquellos jóvenes que no generan riqueza. En un país donde las condiciones laborales cada vez son más precarias y las ayudas sociales están desapareciendo casi por completo... en caso de que la situación siguiera empeorando, habría un momento donde los Ninis pasarían a ser un verdadero problema tanto para el estado como para las familias. Teniendo en cuenta la clase política actual, no veíamos descabellado que se tomara la decisión drástica de apartarlos, encerrarlos y esconderlos. Una medida fácil y económica que camuflara el problema.
A los Ninis normalmente se les mira con recelo, como culpándoles de su situación... Cuando probablemente las culpas bien podrían ser unas muñecas rusas donde una culpa encadena a otra y ellos no dejan de ser la muñeca más pequeña y vulnerable de todas. El concepto de "la culpa" es uno de los debates que éste montaje pretende plantear. La necesidad desde todos las posiciones de cubrir las responsabilidades generando culpables, para de alguna forma no tener que ser consecuentes de nuestras decisiones.
Queríamos jugar con la creación de las diferentes personalidades que podrían encontrarse en esa especie de cárcel maquillada. Con la locura, con el pasotismo, con el activismo, con el miedo, con la culpa, con la rebeldía, etc y dejando claro que la línea que separa los "ninis" de los "normales" es más fina de lo que parece.
El desierto de los Monegros nos parecía el lugar ideal para desarrollar la historia, porque es de esos lugares que no se ve afectado por el paso del tiempo. Es una de esas ventanas al aislamiento y a la nada. Una zona donde casi nadie se detiene. El escondite perfecto, porque lo que no se vé, deja de ser un problema
Banda Sonora "Los que no hacen Nada"
La música y los documentos sonoros que salen en el espectáculo pretenden dar ese punto de consciencia. Pese a ser una ficción futurista, esta basada en la realidad de nuestros días. Una dura realidad. De hecho las intervenciones que se pueden oir son casos reales de jóvenes que están viviendo situaciones "de no hacer nada" y que los expertos ya bautizan como la generación perdida.Un proyecto que empezó con la finalidad de que fuera una muestra y Porta 4 quiso que se pudiera abrir al público. Una apuesta arriesgada, integrada por auténticos jóvenes y que nos ha permitido reflexionar sobre el concepto de la responsabilidad, sobre nuestras propias contradicciones y sobre las futuras consecuencias de todo lo que sucede en éste país actualmente.
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